Cuando aparecen niños en
anuncios, no es de extrañar que sobre su cara tengan kilos de maquillaje, ya
sea por las luces, exigencias del guion…
Pero sorprendentemente, la intención
o al menos la impresión que nos dan es la de personas adultas en miniatura.
Por una parte, los niños siempre
quieren crecer y hacer las mismas cosas que los mayores, lo que podemos
comprobar si miramos los juguetes que
anuncian en la tele, la cocina de plastilina, el bebe que llora y mea….o
simplemente los juegos que surgen de la imitación, porque es la forma en la que
aprenden los niños.
Imitan todo lo que ven, y
observan lo que el conjunto de la sociedad les ofrece. Actualmente los niños se
acercan a una tienda de ropa y se encuentran a otros semejantes a ellos, en sus
fotos actuando como verdaderos modelos, maquillados, con su brillo de labios,
su raya de los ojos, un rímel impresionante y un colorete fluorescente.
Esta imagen prefabrica y
desnaturalizada, es la que todos quieren alcanzar y se convierten en su ejemplo
a seguir.
Esto nos hace reflexionar acerca
de cómo abordar el tema, porque la mayoría de las veces se ataca al objetivo
más fácil. Los maestros, los publicistas, los famosos… pero ¿no son ellos
producto de lo mismo? , es decir, no se va a la raíz del problema, sino que se
ataca a la materialización del mismo.
Ellos contribuyen a acrecentar el
problema, pero no son los únicos responsables.
La educación que hay depende en
gran medida de la demanda que exista por parte de la sociedad, por lo tanto seguirá
habiendo niños modelo y aberraciones mil si la sociedad sigue demandándola, ya
sea alabando esas imágenes o simplemente verlas como algo que no tienen que ver
con ellos.
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